Soy un ciudadano guatemalteco, en pleno goce de sus facultades y derechos. Uno de mis valores personales ha sido la defensa férrea de la libertad de emisión del pensamiento, por antonomasia, “la libertad de libertades” de los seres humanos. (Es muy distinta de la libertad de Prensa, ya que esta última ha sido conculcada por una élite que decide, según su particular agenda, cuál y cómo debe ser la “información” que llega a la ciudadanía).
Afirmo lo anterior con pleno conocimiento de causa, luego de varios años de conocer el desempeño de nuestra Prensa desde sus fibras más íntimas. Desde el año 2008 dejé esa función, para ejercer una de las actividades que más satisfacciones me han generado en la vida: la Vocería del Consejo de Cohesión Social.
Esa satisfacción obedece a que, desde siempre y de manera inclaudicable, he creído en la necesidad de que el Estado vuelva sus ojos a las personas más pobres de este país. Obviamente, no me refiero a ayudar por ayudarlos. Me refiero, a generar los apoyos sustanciales para empezar a revertir los rezagos sociales acumulados y que se traducen en indicadores de vergüenza, según lo demuestran, entre otros documentos, los Informes anuales de Desarrollo Humano del PNUD.
Precisamente por mi convicción de que Cohesión Social es la respuesta, siento en lo personal esa grata sensación que solo se percibe cuando uno empieza a materializar sus ideales. Sé que empezamos tarde, pero también estoy segurísimo que ante el juicio implacable de la historia, un día lejano estos programas tendrán que ser valorados por su valioso aporte en la formación del capital social que anhela esta sociedad para ser más humana.
Además, porque estos programas corresponden perfectamente con los ideales Socialdemócratas que llevo en el ADN y que se han acentuado con el tiempo, por convicción personal. Tuve el privilegio y el honor de participar desde muy joven junto a las generaciones pioneras de esta ideología en Guatemala, especialmente como compañero del líder y mártir Manuel Colom Argueta, en cuyo honor escribí el libro “Meme Colom, líder de líderes”.
http://meme-colom.blogspot.com/
Por otro lado, inicio este ejercicio porque creo que estamos de acuerdo: es el siglo XXI y el futuro que vislumbraron nuestros ancestros, por fin ha llegado. En realidad, quizá no se parece mucho al que soñaron, pero aquí está. Es nuestro tiempo y tenemos que vivirlo y tenemos que aprovecharlo, dejando testimonio escrito de lo que hoy acontece. Muchas cosas pasan en el mundo de esta era postmoderna y nada mejor para quienes somos aficionados a la casi extinta práctica de la escritura, que recoger esos acontecimientos en un espacio virtual como el que permiten estos ciber recursos.
¿Por qué una balanza de fuego? Hemos visto, desde los últimos años, que la libertad de expresión atraviesa una de sus etapas más críticas. La Fundación Esquipulas para la Democracia, ha invitado a debatir el rol de los medios de comunicación en los términos siguientes: “¿Están cumpliendo o no su papel en la formación de una cultura de paz, o solo se están aprovechando de su libertad, pero sin compromiso con la consolidación democrática?”.
La desinformación generada desde los medios, al privilegiar los temas que desacreditan una actividad, al negarle a los funcionarios el espacio apropiado para equilibrar los ataques o, simple y sencillamente, publicar notas que más parecen fruto de intereses políticos o particulares, hacen necesario balancear el acceso a la información y así permitir que más público pueda tomar decisiones con libertad.
Por eso, porque soy testigo de una época de grandes desafíos acudo a este espacio. Porque veo que nuestro país sigue enfrentando los mismos desafíos de siempre. Esos grandes desafíos, como antes lo fueron las dictaduras militares, como antes y ahora lo ha sido la corrupción, como siempre lo fuera la violencia desbocada y como ahora lo es una Prensa renuente a su obligación primigenia, ameritan enfrentarse, no desde la comodidad del mediatintismo sino desde una firme pero equilibrada BALANZA DE FUEGO… como esta que pongo a su disposición.
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