Y bien, el fallo de la Corte de Constitucionalidad emitido la noche del lunes 8 de agosto, que confirma el rechazo anunciado a la candidatura de Sandra Torres, debe acatarse, como debería ser en todo caso sometido a la jurisdicción de un juzgador. Debe aceptarse con altura, especialmente por la parte afectada. Esa es la actitud que debe primar en todo demócrata y, confío en que la dirigencia de la alianza UNE-Gana no sea la excepción.
Por supuesto, se acepta y se acata pero, en lo particular, hubiera esperado una sentencia verdaderamente firme y sin sombra de duda. Y es que en este caso, desafortunadamente, no se percibe suficiente sustento en el trabajo de los magistrados. Antes bien, abre lugar a nuevas dudas y por ello es falso afirmar que con este fallo se afian za y consolida la institucionalidad, como afirman algunos opinadores. Es un fallo respetable, pero que ilegitima una candidatura legítima.
Lo anterior lo afirmo con la salvedad de que aún no he leído el texto definitivo. Me baso en lo declarado por Alejandro Maldonado, presidente de la CC , en conferencia de prensa, y quien, pese a blasonar acerca de su capacidad para no ser influenciado por presiones, en la práctica ello no luce creíble. El resultado tiene mucho de político y es muy débil en su sustento jurídico.
Y es que, algún día, esta sentencia deberá someterse al rigor académico más estricto y entonces quizá se dilucide el gran misterio al que ahora nos ha llevado la CC : ¿Cómo es posible que una misma persona sea y no sea, a la vez, cónyuge del Presidente de la República ? En la legislación guatemalteca únicamente existen dos estados civiles: casado o soltero. Si Sandra Torres está soltera, con todas las de ley, ¿cómo puede el juzgador argumentar que se le sigue aplicando la misma prohibición que cuando era casada? Hasta donde se sabe, el Código Civil, a cuyo amparo se llevó a cabo su divorcio, jamás ha sido declarado inconstitucional.
Algún día…
Los triunfos de Sandra Torres
Pese a que los símbolos de la alianza UNE.Gana no aparecerán en la papeleta presidencial de las próximas elecciones, la resolución final de la CC le abre las puertas para un triunfo insospechado a su principal víctima: la ex Primera Dama, Sandra Torres. ¿Por qué?
En primer lugar, la CC le propina rotundo mentís a quienes, a falta de argumentos y conocimientos, no tuvieron más recurso que aferrarse y suscribir los argumentos interesados de Mario Fuentes Destarac, verdadero responsable de tergiversar los conceptos jurídicos. Al divorciarse, aseveró este señor, incurrieron en fraude de ley. En este sentido, al “exculparla” la CC de semejante acusación y dejar en mal predicado a la élite de "constitucionalistas de ocasión", Sandra Torres se apunta una rotunda victoria.
Segundo triunfo: Torres tuvo la entereza de enfrentar a todo el sistema, incluidos los órganos de justicia, medios de comunicación, círculos empresariales y oposición política de grupos beligerantes, como el PP, o de grupúsculos irrelevantes, como ADN de Adela de Torrebiarte. Lo desafió, decía, lo puso a prueba, se sometió hasta el último de los recursos. Muchos no la comprendieron en este afán, pero es porque los guatemaltecos estamos acostumbrados a no defender nuestros derechos. Ella lo hizo y, aunque al final cae como una víctima de ese mismo sistema, a partir de hoy nace una lideresa antisistema, con la capacidad y autoridad moral para luchar y exigir los cambios políticos que Guatemala necesita.
Tercer triunfo. Al negarle participación en las próximas elecciones, Sandra Torres salió ganando porque mantiene vigente el mito construido alrededor de su persona, especialmente por los medios de comunicación reaccionarios (valga el pleonasmo). Quiérase o no, su nombre seguirá siendo gran elector en esta contienda. Al fin y al cabo, no cualquiera logra el respaldo de más de un millón de personas. Y con ello, la ex Primera Dama tiene la plataforma necesaria para emprender una nueva y más exitosa lucha dentro de cuatro años.
Cuarto triunfo: También el presidente Álvaro Colom salió fortalecido con la decisión del tribunal constitucional. Demostró, pese a las clásicas “suspicacias” (así le llama la Prensa a los argumentos subjetivos que utiliza para desprestigiar a un funcionario) sus representantes votaron independientemente, sin presiones, como debía ser.
Entonces, aquí nada ha perdido Sandra Torres. Muy al contrario: puede salir con la cabeza muy en alto porque hoy empieza una nueva etapa y, esperamos, un más sólido y fructífero liderazgo.
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