martes, 10 de mayo de 2011

Portillo y la impunidad de Siglo 21




El titular de Siglo 21 del martes 10 de mayo es todo un modelo… de cómo no se hace periodismo. ¡Impunidad! reza con soberana irresponsabilidad y deleznable atentado a la ética, calificando antes que informar, la sentencia emitida por el Tribunal Undécimo de Sentencia Penal y que absolvió al ex Presidente Alfonso Portillo del delito de peculado, por el supuesto desvío de Q120 millones del Ministerio de la Defensa.


Pero la verdad es que aquí el único impune es el diario de marras, al emitir una opinión impensable en un medio serio y con un manejo elemental de los principios de la ética, el profesionalismo y la imparcialidad. Al diablo aquel romántico compromiso de informar a la población con algún sentido de la objetividad.

De manera más consistente con la doctrina periodística, el Periódico titula simple y sencillamente: “Alfonso Portillo absuelto”. Y Prensa Libre se limita a informar “Tribunal absuelve a Portillo”.  Incluso, en su editorial (espacio donde sí es válido, éticamente hablando, emitir opinión) muy mesuradamente señala: “La culpabilidad, más allá de que sea obvia o que así lo consideren expertos o ciudadanos de la calle, necesita ser comprobada”.

Incluso, no se puede estar menos de acuerdo con el criterio de este rotativo cuando indica, más adelante: "A causa de la sentencia continuará de hecho un juicio sui géneris del cual poco se habla: el de la confiabilidad de la justicia del país". ¿Ve usted la diferencia?

Una cosa es que no nos guste el fallo. Otra, radicalmente diferente, es que se priviligien los jugos hepáticos y se califique la sentencia como impunidad. Esto demuestra que algunos medios todavía están muy lejos de asumir una cultura de respeto a las decisiones judiciales y de entender que la función de estos es informar, no la de litigar desde sus espacios.

¿En qué manual se advierte que los periodistas tienen las facultades suficientes para juzgar a un señalado? ¿Quién asegura que las supuestas pruebas suministradas a ese matutino en relación con este caso, años atrás, reunían realmente las condiciones para darles valor probatorio?

Sin embargo, lograr que un periodista se despoje de la soberbia y comprenda que los únicos entes facultados para calificar las evidencias son los tribunales de justicia, es tarea tan difícil como esperar que un infante domine el abecedario a los dos años de edad.

Y aclaro: no defiendo a Portillo… pero tampoco lo culpo. No tengo las pruebas para ello y, aunque las tuviese, no dispongo de las calidades necesarias para emitir un juicio público y documentado al respecto. Lo que sí sé, por ejemplo, es que el Código Penal, artículo 445 tipifica el peculado:  El funcionario o empleado público que sustrajere o consintiere que otro sustraiga dinero o efectos públicos que tenga a su cargo, por razón de sus funciones, será sancionado con prisión de tres a diez años y multa de quinientos a cinco mil quetzales. Igual sanción se aplicará al funcionario o empleado público que utilizare, en provecho propio, trabajo o servicios pagados con fondos públicos”.

¿Portillo tenía a su cargo los fondos públicos sustraídos? Según la Jueza Morelia Ríos sí, pero según sus otros colegas del Tribunal, no. Lo que sí se sabe es que, por un simple principio práctico, la cabeza del Ejecutivo no puede dar razón de todos los movimientos que se realizan en un Ministerio. De lo contrario, sería nula toda la estructura administrativa contemplada en la Constitución de la República que le da vida a la gestión pública e individualiza estas responsabilidades.

Pero esto es materia de análisis jurídico. El objetivo de este artículo es señalar la grave falta a la ética cometida por Siglo 21. Según la lógica de su titular editorializado, Portillo debió ser condenado a como diera lugar para demostrar que sí hay justicia. En tal caso los editores del diario (quienes nunca han tenido el pudor de ocultar la ojeriza que les causa el ex Presidente, y de ahí su marcado sesgo) hoy estarían tranquilos, aunque se hubiesen pisoteado los derechos del Pollo Ronco. ("Amamos la venganza, no la información").

Como decíamos, la jueza Ríos razonó su voto. ¿Qué habría ocurrido si al menos otro de los titulares de la Sala se pronuncia de idéntica manera? Sin duda ese diario estaría "gritando" que éste fue un triunfo de la justicia.

Lo grave es que con esa misma óptica pretenden juzgar algunas de las acusaciones que llegan a sus páginas, porque en otros casos, suelen tomar partido favorable, verbigracia, el caso que involucra al ex ministro de Gobernación Carlos Vielman. ¡Vaya una manera nada edificante de hacer Prensa! ¡Vaya una manera de estropear el trabajo de las instituciones! ¡Vaya un monumento a la impunidad periodística!

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