La manera cómo la prensa interpreta (manipula) cierta información relacionada con los programas de Cohesión Social hace recordar las justas de lucha libre, donde el eterno dilema entre el mal y el bien se materializa en dos bandos irreconciliables: rudos contra técnicos. Veamos un par de ejemplos.
Óscar Clemente Marroquín, en su habitual columna en La Hora, cometió un desliz incalificable al comentar el dato de escolaridad del Informe de Desarrollo Humano 2009-2010 del PNUD. “No se reflejan los resultados”, afirmaba, en referencia a que la Tasa de Escolaridad Neta debía presentar mejores números, “si realmente Mi Familia Progresa fuese efectivo”.
Obviamente, Marroquín no es técnico. Por ello no se percató de que el informe recaba información hasta el año 2008, es decir, el año en que arrancó Mifapro y que para entonces solo cubría 89 de 333 municipios, con un total de 280,998 beneficiarios.
Por otro lado, la Tasa de Escolaridad Neta es el cociente entre el número de personas escolarizadas en cada nivel con edad escolar pertinente y el total de la población de ese grupo de edad (glosario del citado informe). Traducción: el impacto de Mifapro se mide evaluando aisladamente a la población escolar que atiende.
Pero no es todo. El sábado, de manera similar, elPeriódico comparó manzanas con peras para concluir que: “Mifapro con resultados dispares en cobertura educativa”. En realidad fue una manipulación absurda de los indicadores del Índice de Avance Educativo Municipal, elaborado por Usaid. La nota llega a la grosería de comparar datos como si el programa hubiese arrancado en todos los municipios al mismo tiempo y, más grave aún, como si ese fuera el único medio de propiciar la asistencia de los estudiantes.
Con estos ejemplos es pertinente recordar aquello de “zapatero a tu zapato”. Si un medio quiere enfocar un tema especializado, su gorda obligación es asesorarse por gente igualmente especializada. Y si en periodismo ocurre esto, ¿cuántas barbaridades no habrán cometido las fiscalizadoras del Congreso. ¿A quién le va usted? ¿A los rudos o a los técnicos?
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