miércoles, 26 de enero de 2011

LAS BALAS TAMBIÉN SON PARA USTED

La terrible ola de violencia que nos agobia, ha adquirido en las últimas semanas ciertos perfiles verdaderamente terribles. Ya no se trata sólo de asaltos u homicidios. Ahora también ocurren acciones terroristas, masacres y otras formas despiadadas de criminalidad que están desesperando y agotando la paciencia de la población, tanto así que minimizan cualquier esfuerzo de las autoridades para contener esta espiral de sangre y dolor.

Sin embargo, ¿se ha preguntado usted si acaso este panorama obedece a una tendencia, digamos, lógica, de desarrollo de las expresiones del crimen o se trata, como algunos empezamos a sospechar, de una deliberada y perversa estrategia para provocar que usted doblegue su ánimo ante la violencia y dirija sus ojos hacia las famosas “soluciones radicales”?

Las acciones violentas, como el bombazo a la unidad de transportes Quetzal ocurrido el pasado 3 de enero y el incendio de otras dos camionetas de la misma empresa, el miércoles 26; la masacre de mujeres en plena sexta avenida de la zona 1; el atentado en un campo de futbol de Ciudad Real, zona 12 y, muy especialmente, el asesinato de pilotos del transporte urbano en frente de otras personas, indican que hay un repunte, no en números, sino en métodos aplicados para causar terror.

Bien decía el Procurador de los Derechos Humanos, Sergio Morales: “…todo esto marca una nueva modalidad, dirigida indiscriminadamente por grupos criminales que quieren sembrar el terror en el país”. “Todo obedece a una estrategia criminal dirigida”. “… lo que se vive en la actualidad no es un fenómeno causal sino de estrategia”. (Prensa Libre, martes 25 de enero de 2011. Pág. 3).

Para mí que esto ya lo habíamos vivido en Guatemala. La historia se repite.

Y es que me acordé de una tesis planteada allá por finales de los años 79 por el Dr. Gabriel Aguilera Peralta. Para decirlo de una manera muy sintética, él señalaba que la violencia desbocada de aquellos años, si bien tenía una motivación política, tenía un fin adicional: crear el terror en el resto de la población. Con cada ataque que se cometía contra personalidades como Manuel Colom Argueta, Alberto Fuentes Mohr, Oliverio Castañeda de Leónlos campesinos en la embajada de España o los sindicalistas de la CNT no solo se sacaba de escena a un enemigo del sistema sino que la sangre por ellos derramada llevaba una señal de advertencia para la ciudadanía.

Ellos eran las víctimas; el blanco secundario éramos nosotros.

Por ello, no pueden echarse en saco roto las palabras del Ombudsman:

“… la idea no solo es matar, sino causar temor y alarma en el resto de la población”. (Misma publicación).

La reacción de los guatemaltecos y guatemaltecas, en efecto, ha ido en ese sentido.
Y aquí surge una interrogante:

¿Por qué será que la mayoría de asesinatos de conductores del transporte urbano ocurre en presencia de numerosos pasajeros y en lugares donde el hecho inevitablemente atraerá la atención (y el temor) de otras personas, al producirse los consiguientes congestionamientos de tránsito?

La respuesta es: porque a alguien le interesa que usted y yo seamos blancos del terror. Sí, tal y como el Ejército y las bandas paramilitares lo hicieran durante el conflicto armado. La historia se repite.

En este contexto, también resulta interesante lo que señala Walter Herrera Rivera, en “Conflictos armados y salud mental”:

“…la ciencia militar o la militarización de la ciencia en sí no ha quedado limitada solo a mejorar los aspectos balísticos propiamente dichos, sino también se ha preocupado por incorporar y manejar los aspectos psicológicos con estrategias claras y precisas sobre la población civil inmersa en conflictos armados y en contextos de violencia organizada. De tal forma que al lado de una intervención militar o de violencia organizada están los aspectos de la guerra psicológica.”.

Ahora bien, ¿Tiene lógica crear temor porque sí?

Gabriel Aguilera nos da la respuesta en “Enfrentar la violencia con mano dura: Políticas de contención en Centroamérica. Alianza Internacional para la Paz”:

“La generalización de la inseguridad tiene diversos efectos. El más grave es el reforzamiento de los elementos de cultura política autoritaria.”. (Vea Encuesta Latinobarómetro 2010).

“En esencia, la sociedad tiene dos opciones: La primera, que parece gozar de un considerable apoyo, es el uso de la mano dura o el puño de terciopelo para acabar con elementos indeseables. Esta solución ignora el hecho de que muchas de las ejecuciones que se están llevando a cabo son cometidas precisamente por los actores que se verían fortalecidos con este enfoque”.

También pasa por alto el hecho de que esta retórica tiene un misterioso parecido con la doctrina de la seguridad nacional que se implementó en muchos países latinoamericanos en los años setenta y ochenta, y que en todos los casos tuvo escasos resultados.”.

Más claro, ni el agua.

Entonces, preguntas obligadas son:

¿Quién se beneficia cada vez que un piloto cae asesinado de esta manera cruel, inhumana y artificiosa?

¿Y a partir de ese supuesto beneficio, quién cosecha los réditos del temor que a usted le causan los criminales y el dolor a los familiares de las víctimas?

¿Quién conoce la aplicación de estos métodos, reminiscencia de la contrainsurgencia asesina de los años 70 y 80? Y sobre todo: ¿Es justo que, con tal de cumplir objetivos perversos, lo usen a usted como blanco del terror; que las balas también sean para usted?   


martes, 25 de enero de 2011

Misión: desinformar

Publicado en Diario de Centroamérica, martes 25/01/11

Me parece que algo bueno ha salido de toda esta polémica alrededor de los espacios presupuestarios cedidos por el Ministerio de Gobernación para financiar no solo los programas sociales (que es donde la prensa centra su ataque a esta medida), sino también para necesidades derivadas de los recientes desastres naturales.

Y ese algo bueno es el hecho de que el tema ha obligado a los periodistas a preocuparse por un manejar de mejor manera los conceptos financieros, materia a menudo reprobada por colegas sin mayores conocimientos del asunto. El hecho de que se analice el término espacios presupuestarios (sin comillas como lo usa Juan Luis Font, porque es una categoría técnica) ya es un paso bastante firme.

Lo malo sigue siendo el pésimo uso que se le da al concepto. La inveterada costumbre de los periodistas guatemaltecos de trabajar con palabras, y no con ideas. “El combate a la pobreza se financia a costa del notorio fracaso en seguridad ciudadana”, afirma con mayúsculo encono el director de elPeriódico. Sigue sosteniendo la falsa creencia de que el problema de la violencia se resuelve con dinero, aunque muchas de las condiciones estructurales que la determinen, como la pobreza, continúen intactas.

Casualmente, otra prueba de las carencias formativas de muchos periodistas aparece en el editorial de ayer de Siglo 21, donde se califica, ¡por Dios!, de “gastos de funcionamiento del Estado” a los recursos que, mediante préstamos externos, serán destinados a la inversión en programas sociales.

Huelga decir que para este matutino, vocero del liberalismo a ultranza y donde se trasluce impoluta la mentalidad de cemento armado, “el crédito debe ir a infraestructura”. Con ejemplos como estos podemos imaginar los efectos que tiene un ejercicio desinformado sobre una población que busca encontrar los medios para informarse.

Es válido preguntarse, no obstante, si acaso sea esa la misión esencial de la prensa de nuestra época: formar masas desinformadas e incapaces de elaborar una crítica con base en información adecuada.

jueves, 20 de enero de 2011

Ministro Menocal ¿Por qué regala el pisto?

“¿Cómo es posible que le quiten miles de millones al Ministerio de Gobernación para dárselos a Cohesión Social, con los graves problemas de violencia que estamos sufriendo?”.

Esta frase se ha hecho popular en los medios de comunicación durante las últimas semanas. En apariencia, recoge un clamor generalizado. En la realidad, no es sino un artilugio utilizado por la oposición para implantar en la conciencia colectiva la idea de  que al Ejecutivo no le importa la seguridad ciudadana.

Así se ha manipulado la verdad de este caso: se trata de espacios presupuestarios y no de traslados de dinero “billete sobre billete”. Es dinero que aparece en papeles y, con el agravante de que no siempre se sabe si se podrá utilizar. Los denunciantes saben esto, pero les interesa fingir demencia y aparentar sorpresa e indignación.

Por este motivo, la oposición y la Prensa “independiente” han hecho causa común para hacer pedazos al Ministro. (Y sin embargo, conozco a muy, pero muy pocos periodistas con los arrestos de Menocal para hacerse cargo de esta pacaya). Veamos, nada más, la manipulación que hace Prensa Libre acerca del tema, en su edición de hoy viernes 21 de enero de 2011.

Lea aquí cómo manipula Prensa Libre

¿Espacios presupuestarios? ¿Y eso qué diablos es?

¡Exacto! Sabía que diría algo así porque hasta ahora no se lo han explicado, y peor si usted no conoce de finanzas públicas. Antes de explicarlo, veamos otros ejemplos de las afirmaciones de los corifeos de esta perversión.

“Expertos en temas presupuestarios y políticos (¿) señalan que las transferencias de espacios presupuestarios por Q567 millones en el 2010 del Ministerio de Gobernación hacia otras carteras son señal de la falta de interés del Ejecutivo por invertir en seguridad ciudadana”. (Prensa Libre, miércoles 19 de enero de 2011, pág. 6). (Resaltado nuestro).

(Nineth Montenegro) “…Aunque el ministro se somate la cabeza contra la pared e insista en que son espacios presupuestarios, al final todo el presupuesto nacional es un espacio” (¿?).

El Periódico, martes 18 de los corrientes, publicó: "Gobernación permitió transferencia de Q138 millones en diciembre". La autora de la nota, Rosmery González asevera: "El ministro del Interior, Carlos Menocal, ha llamado a este tipo de transferencias "ceder un espacio presupuestario".

El Periódico. Jueves 20 de enero de 2011. “Quién decide en Gobernación” (sic), de Silvia Tejeda. (En referencia al ministro Carlos Menocal): “…coincide con sus antecesores en que todos han aceptado la previa consigna de hacer millonarias transferencias, con los fondos de ese Ministerio, a los programas gubernamentales de beneficio social…”.

Todas estas son opiniones de sectores interesados, cuyo agravante es manipular la verdad y, sobre todo, tergiversar la base técnica de los espacios presupuestarios. Es decir, son puras pajas. ¿Por qué?

LISTA DE PECADOS

Pecado original: Este Gobierno es el primero que en sus tres años no ha contado con un Presupuesto siquiera cercano a lo que solicitara. Todos han sido manoseados en el Congreso de la República y sus montos asignados según el capricho de los legisladores. ¿Consecuencia? Muchos programas y proyectos aparecen en el papel, pero sin posibilidades reales de ejecutarlos. 
Segundo pecado: vulgarizar al concepto de Presupuesto General de Ingresos y Egresos de la Nación, haciendo creer que opera como nuestro sueldo mensual, es decir, como si los recursos que ahí se programan se tuvieran realmente a fin de mes “centavo sobre centavo y en efectivo”.  

En realidad, el Presupuesto es eso: un Pre-supuesto. Un plan de ingresos y gastos, pero eso no siempre significa que se cuenta con los recursos físicos ahí programados, pero esto es otro tema.

Un ejemplito:

En 2010 los diputados (no el Ministerio de Gobernación) le asignaron cierta cantidad para graduar a, digamos, 12 mil agentes policiales nuevos. “¡Fabuloso!, habrán dicho muchas personas. Ahora no podrán alegar que no tienen recursos para combatir a la criminalidad.”.

Hasta ahí, todo perfecto, pero… ¿qué pasa si la Academia de la Policía no tiene la capacidad instalada para atender a tal cantidad de aspirantes o, como ocurre en este caso, los recursos que le asignaron no son suficientes. O si  pese al desempleo, a muchos guatemaltecos no les hace click la carrera policial? Se tendrán recursos, en papel, pero no factibles de ser gastados. Es un “espacio presupuestario” susceptible de ser “llenado” por otro que sí puede utilizarlos. Este espacio en papel será el que se transfiera, no el dinero.

Segundo pecado. Inculcar la idea de que toda transferencia, por el simple hecho de serla, es una anomalía, un acto de corrupción o un grave delito. En esta generalización de la Prensa, pesa mucho el nefasto antecedente de transferencias oscuras efectuadas durante el Gobierno de Alfonso Portillo. Sin embargo, es un juego malévolo mezclar aquello, que era un vulgar robo, con el traslado de recursos institucionalmente y efectuado con todas las de ley.




Pero, sobre todo, son un mecanismo financiero de rango constitucional.



Tercer pecado: manejar ante la opinión pública, de manera indistinta, los conceptos “espacio financiero” y “transferencia”. No importa que esto cause confusión; lo que importa es que usted se lo crea y también se une a quienes alegan por alegar.

Entérese aquí de lo que es un espacio financiero

Ahora bien, ¿qué hubiese ocurrido si ese dinero se queda presupuestado en el Ministerio de Gobernación?

Al final del año se habría reportado como dinero no ejecutado; no gastado, pues. Y por consiguiente, miles de personas afectadas por los desastres naturales hubiesen permanecido en el abandono. O bien, otros tantos se habrían quedado sin poder enviar a sus hijos a la escuela. 

¿Estamos ahora?

Y dos asuntos para concluir:

  1. El Consejo de Cohesión Social no recibe recursos, simple y sencillamente porque no es un ente ejecutor. Solo se dedica a coordinar políticas y estrategias, pero son las instituciones correspondientes las encargadas de gastar, es decir, por su cuenta.

2.   ¿Por qué criminalizar los recursos para los programas sociales? ¿Es tan malo invertir en los sectores más necesitados y por siempre olvidados?

Asi que, Ministro Menocal, no le haga caso al croar bizantino de la oposición. Los espacios presupuestarios cedidos, cuando no se van a utilizar, deben estar en manos de quienes sí pueden ejecutarlos, se entienda o no. 

martes, 18 de enero de 2011

Sin la menor idea

Publicado en Diario de Centro América, martes 18 de enero de 2011


Creo que es la séptima vez que leo el mismo reportaje en Siglo XXI. Este año lo han titulado 76% UNE y aliados acaparan obras. Y aunque ya deberíamos estar acostumbrados, esta es una muestra –la enésima– del mal periodismo que se practica en Guatemala. Periodismo sin la menor idea.

Y es que, con un simplismo alarmante, para este matutino “las comunas dirigidas por alcaldes que llegaron al poder abanderados por la Unidad Nacional de la Esperanza… tuvieron prioridad en la asignación de fondos en el Listado Geográfico de Obras…”. ¿Verdad o manipulación? Veamos.
En primer lugar y utilizando la misma metodología simplista, se podría decir que los municipios regidos por la UNE (que es distinto a las municipalidades cuyo jefe es de dicho partido) recibirán más recursos porque son los que tienen más alcaldías. Matemáticas que les dicen. No obstante, el tema debe enfocarse con seriedad.

El Listado en mención es una guía de inversión física, financiera y de transferencias elaborada por instituciones de Gobierno en coordinación con los Consejos de Desarrollo Departamentales. Como resultado, las municipalidades solo reciben recursos del tipo IVA-Paz, situado constitucional y otros. No es cierto, como asegura Siglo XXI, y hasta tilda de “vil reparto” a un procedimiento que busca orientar la inversión pública (con sus deficiencias, claro está) hacia los municipios, lo cual incluye los ya mencionados Codedes.

Pero quizá lo irrisorio de este ejercicio periodístico es observar la volatilidad de sus editores. Como es de sobra conocido, este medio ha sido un acérrimo enemigo de la Cohesión Social. Pero como la ocasión la pintan calva, en el editorial de ayer aprovechan para desgarrarse las vestiduras y afirmar que: “… los congresistas no priorizaron los municipios con menor calidad de vida o con mayor pobreza o con déficit educativo, sino más bien se lanzaron contra los poblados con mayor número de votantes”.

Me pregunto: ¿Y no es esa, la asignación de recursos para los más pobres, su caballito de batalla contra Mifapro? Como digo: periodismo sin la menor idea.

Siglo 21: al son que le toquen...

Usted lo ha visto: a la hora de reclamarle incoherencias o contradicciones a los políticos, algunos medios de comunicación se apuntan en primera fila.
Pero… ¿qué pasa cuándo esas actitudes son cometidas por la propia Prensa. ¿Quién se los reclama? ¿Dónde está el recuadro destacando las incongruencias? ¿Quién les enrostra su inconsistencia?

Sin más preámbulo, le presento este caso cometido por Siglo 21, un medio que ha tratado al dirigente magisterial Joviel Acevedo por lo más bajo y, como si se tratase de un tribunal y no de un servicio noticioso. lo han sentenciado sin el mínimo derecho a juicio.

El caso fue publicado el viernes pasado, cuando el matutino Siglo 21 se congratuló por la creación del Consejo Económico y Social, regocijo que se explica porque entre los promotores se encuentran algunos patrones de los editores.

¿Qué dijo Siglo 21?

Editorial “Un inicio que da esperanzas” (Viernes 14 de enero de 2011)

“Se trata de la unión de dirigentes pertenecientes al Comité Coordinador de Asociaciones Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif), con Felipe Bosch como uno de sus rostros más visibles, y a la Unión Guatemalteca de Trabajadores (UGT), en donde figura el líder sindical del magisterio, Joviel Acevedo”. (Resaltado nuestro).


Pero, qué decía de Acevedo este mismo matutino, apenas un año atrás y con insolencia imperiosa? 

Editorial “Joviel Acevedo debe sosegarse” (Viernes 29 de enero de 2010)

“El clima de concordia que en los últimos días se respira en el país se ve de pronto nublado con la presencia de Joviel Acevedo, el cuestionado líder sindical del magisterio, quien mantiene su llamado a un paro de labores…”.

“El esfuerzo nacional por la discusión de altura y en el marco de la democracia es claro; por eso ofende y fastidia la irresponsabilidad de Acevedo, un seudodirigente cuyos aportes al sistema educativo son nulos.”.


Pero ellos, los responsables de la línea editorial de este medio, a esto le llaman "periodismo independiente" ¿Cómo le llamaría usted? ¿Prensa camaleónica, politiquería en nombre de la Libertad de Expresión o, simplemente,  bailar al son que le toquen...?

lunes, 17 de enero de 2011

Tres Años de Socialdemocracia

Mi Familia Progresa, esencia de la propuesta socialdemócrata guatemalteca.
El 14 de enero de 2008, hace tres años por estos días, bajo la dirección del ingeniero Álvaro Colom se instauró el primer gobierno de corte socialdemócrata en Guatemala de los tiempos modernos. Esto último lo remarco, porque su referente más cercano sin duda lo representa el arevalismo de mediados del siglo pasado.
Colom ha sido el primer presidente que se ubica en el centro izquierda de la política nacional. Si bien es cierto, Vinicio Cerezo dirigió el primer gobierno socialcristiano, ubicado ideológicamente en el centro derecha.
Sabemos que muchos objetan la identificación de este régimen con la socialdemocracia, pero lo hacen más con el afán de descalificar a Álvaro Colom, la persona, que las motivaciones de su política social. Pero la verdad es que nadie ha podido justificar sus cuestionamientos, y los argumentos gravitan entre lo baladí y lo infantil.
Los más radicales de izquierda, por ejemplo, sostienen que, a estas alturas, un gobierno de la Socialdemocracia tendría que estar quitando y repartiendo tierras ociosas, nacionalizando las empresas del Estado que fueron privatizadas, y cerrando las puertas a la inversión extranjera o estatizando la banca privada.
Esto ocurre porque entre izquierdistas y liberales ha sido muy común la creencia de que la socialdemocracia persiste en su objetivo original de ser una vía hacia la construcción del socialismo por medios no violentos, es decir, apartándose de las tesis y demás ortodoxia del marxismo. Su fin en la actualidad, es impulsar reformas económicas, sociales y políticas desde la esfera del Estado, a fin de humanizar las condiciones dramáticas generadas por el capitalismo salvaje.
Por otro lado, la socialdemocracia se asienta sobre valores que constituyen los rasgos de su paradigma, tales la justicia social, la solidaridad, la responsabilidad, el humanismo y el progresismo.
En Guatemala, si bien han existido corrientes socialdemócratas históricas, básicamente las representadas por Manuel Colom Argueta, Adolfo Mijangos López y otros, desde la plataforma de izquierda democrática construida entre finales de los años 50 y finales de los años 70, o por Alberto Fuentes Mohr, quien también sustentó tales ideales en diversos frentes políticos, las mismas se sustentaban en los principios de la Revolución de 1944-54 y constituían una respuesta a las condiciones políticas determinadas por el conflicto armado interno.
Los socialdemócratas de hoy, ya sean de Europa o de acá, han tenido que reformular su propia praxis política, en la búsqueda de salidas a las condiciones establecidas por el neoliberalismo. Es decir, si el liberalismo se transformó de acuerdo con las condiciones del proceso globalizador, la socialdemocracia tuvo que hacer otro tanto, para enfrentarse con éxito a ese nuevo auge del capitalismo a ultranza.
Es por ello que Álvaro Colom instaura una nueva era socialdemócrata en el país. Y para entenderlo, basta evaluar las siguientes propuestas:

1. El Gobierno de Colom es el primero en darle al Estado un carácter esencialmente social, al subsidiar de manera directa a quienes tienen menos recursos, mejor dicho, a quienes viven en la miseria. Si ello no es un principio socialdemócrata, es difícil que algo más lo sea.

2. La iniciativa socialdemócrata permitió que en estos tres años se practicaran 7,241,141 consultas en la red de Salud del área rural, salvando incontables miles de vidas, especialmente de niños y niñas. Además, 1,515,772 alumnos y alumnas pudieron inscribirse en la escuela y, lo más importante: pudieron terminar su ciclo escolar;

3. Gracias a la Socialdemocracia, más de 240,000 niños, adolescentes y jóvenes, en lugar de ser criminalizados, le han demostrado a la sociedad que, con un pequeño soporte, son capaces de desarrollar su potencial creativo. ¿El medio? Escuelas Abiertas;

4. Si no hubiese un régimen socialdemócrata, millones de personas no hubiesen logrado saciar su necesidad de un desayuno o un almuerzo. Pero esto fue posible por los precios supereconómicos de cada tiempo de comida en los Comedores Solidarios;

5. En estos tres años se agravó la crisis de seguridad, es cierto. No obstante, en estos tres años se han empezado a revertir las causas que determinaron esa crisis, aunque la demanda cínica de una sociedad que antes fue tolerante ante la irresponsabilidad de sus gobernantes en este asunto, se ha concentrado en atacar los efectos, no las causas.

6. Pero más importante que estos resultados: en estos tres años el ser humano ha vuelto a ser colocado como centro de la acción del Estado y ello, nadie que se precie de conocer, siquiera de manera somera los principios socialistas democráticos, lo puede negar.

De manera que no se trata de construir un sistema socialdemócrata. De hecho, no hay ningún país donde exista un sistema como tal. Lo que hay, como indicaba, son respuestas ante los graves efectos de las carencias sociales rezagadas durante siglos, y acentuadas por las medidas neoliberales.

Esos rezagos empiezan a revertirse y, obviamente, no van a aparecer en los discursos descalificadores de la oposición. Van a aparecer, eso sí, al consultar el Índice de Avance Educativo Municipal (USAID); el Índice de Desarrollo Humano (PNUD); en el Informe Expandiendo Oportunidades (Banco Mundial); en la Línea Base de Mi Familia Progresa que muy pronto presentará el Instituto Nacional de Salud Pública de México. Pero, más que todo, en las caritas de esa gente de nuestro pueblo que hasta hace poco empezó a sonreír.

Hay resultados. Hay evidencias. Hay esperanzas de un mejor futuro social. Álvaro Colom ha dado un paso firme para ser reconocido en la historia: es el gobernante que ha colocado la primera piedra de la restauración socialdemócrata en Guatemala.

martes, 11 de enero de 2011

Mentalidad de Aldea

(Publicado en Diario de Centroamérica, edición del 11 de enero de 2011)

El matutino Siglo 21 tiene un nombre por demás paradójico: aunque pretende ubicarse como símbolo del nuevo milenio, sus directores y editores tienen una mentalidad medieval que impide cualquier signo de modernidad en sus páginas. “Cohesión se consolida, en deuda con la seguridad e infraestructura”, rezaba su titular de la portada de ayer.

El tema es abordado, para variar, desde una óptica simplista: cuánto se ha invertido en los programas de Cohesión Social y cuánto se ha dejado de invertir en seguridad e infraestructura. Es decir, como si se tratase de un mero asunto mercantil, se pretende reducir el éxito de programas como Mi Familia Progresa, Escuelas Abiertas o Bolsa Solidaria a un mero asunto de dinero.

A pesar de tener los datos, en ningún momento el reportaje hace la mínima mención de que, gracias a esos recursos, fue posible que se practicaran más de 7.2 millones de consultas médicas. Se critica mucho el sistema de Salud, pero nunca se dice cuántas vidas se salvaron gracias a la asistencia que provee Mifapro.

Y tampoco se dice ni media palabra de los más de 1.7 millones de estudiantes que lograron culminar su grado escolar en 2010. Para Siglo 21, lo único importante es el pisto: “Cohesión Social, el programa corazón”, como lo llamó aquel día (el Presidente Álvaro Colom), avanzó hacia su consolidación durante 2010. Así lo evidencian los montos de inversión en el Consejo, así como el incremento de los beneficiarios". ¿Pero...y los avances?

Así es la mentalidad aldeana de nuestra prensa (con el debido respeto de quienes viven en aldeas, pero lo asumen con grandeza). Lo confirma Luis Marroquín, exfuncionario de Berger y director del rotativo: “Los cuestionados programas de Cohesión Social, empañados por una inversión poco transparente y señalados de servir como plataforma de la campaña electoral de Sandra Torres de Colom…”. Este señor no se ha enterado del reciente informe de Acción Ciudadana sobre Mifapro, que la exime de tales mitos.

Ocurre que la desinformación es parte de la agenda política de los medios y que los equipara a esos poderes paralelos que se regodean en la impunidad.