Publicado en Diario de Centro América, martes 1 de febrero de 2011
Parece que la cultura de respeto a la justicia es, y será por mucho tiempo, una de las materias pendientes en esta superdividida sociedad guatemalteca. Y es que, cuando de llevar a alguien al banquillo se trata, somos los primeros en condenar o absolver, no precisamente con base en evidencias, sino de acuerdo con el peso de las circunstancias.
Si no, vea el oficioso revuelo desatado alrededor de la decisión de la Cámara Penal de la Corte Suprema de Justicia de reabrir el caso del guerrillero desaparecido Efraín Bámaca. Hay que partir de cero en la investigación, se ha señalado por la prensa.
El asunto no tendría mayor importancia, tal como no la ha tenido en cientos de casos relacionados con víctimas de la guerra. Sin embargo, el hecho de que en el asunto se involucre al militar y aspirante presidencial Otto Pérez Molina le otorga una morbosa guinda a este sorpresivo pastel. Tan morboso que no han faltado los comentaristas que, con la mano sobre las Escrituras y con singular desgarre de vestiduras, aseguran que “el gobierno de Álvaro Colom, su partido y su esposa juegan con fuego si buscan inhabilitar a Otto Pérez Molina…” (Juan Luis Font, elPeriódico, lunes 31 de enero de 2011).
¡Ahora resulta que el Gobierno, a pesar de todos los obstáculos que le han impedido desarrollar una gestión en términos normales, es un todopoderoso! ¿Acaso Font no saludó la decisión de esa Corte Suprema de Justicia cuando le ordenó al Ejecutivo entregar los datos privados de los beneficiarios de Mi Familia Progresa, violando así un derecho constitucional? ¡El peso de las circunstancias! ¡Ayer sí, hoy quién sabe!
No sé cuál pudo ser la participación del imputado o si cometió excesos en nombre del Estado que representaba. Precisamente porque lo desconozco, no puedo aventurarme a señalar ni a exculpar desde la comodidad de un escritorio.
Lo que sé es que no aprendemos a respetar las decisiones judiciales, nos gusten o no. Sean contra militares o contra civiles. Y se produzcan en año bisiesto o en año electoral. Así que, señor Pérez Molina: a defenderse con honor, en lugar de ensuciar a la Justicia con verborrea inútil.
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