Carloz Zúñiga, representante de una de las corrientes empresariales más conservadoras. |
Leído así, uno pensaría que se trata de un comunicado de esas entidades sociales de izquierda, que suelen abundar por acá. Pero, nada que ver, como dice la muchachada. Era la expresión del Cacif, allá por el año 2006. Kab´a wil o “visión profunda”, le llamaron a esa propuesta, más estética que realista,
¿El Cacif hablando de desarrollo económico y social? Pues sí y uno de sus directivos era Carlos Zúniga Fumagalli. Después de la Firma de la Paz , en 1996, la cúpula empresarial decidió ponerse a tono con los tiempos que soplaban y, en alguna medida, varios de sus representantes asumieron con seriedad las posturas más modernistas. Que en la práctica no haya pasado del discurso a los hechos, también es cierto.
No obstante, dentro del sector privado hay grupos que parecieran marchar siempre a contrapelo de la historia. La Cámara del Agro (Camagro), por ejemplo, es una entidad cuyos integrantes se caracterizan por expresar, sin rubor alguno, su concepción semifeudal de las relaciones con el resto de la sociedad, por increíble que esto nos parezca en el siglo 21.
Y es que no hay modo que los Camagrosaurios dejen de creer que administrar Guatemala, el país, y administrar su finca, es lo mismo. Tan singular escuela de pensamiento, tuvo en el siglo pasado a gente como Roberto Castañeda y Gustavo Anzueto Vielman como sus principales exponentes. Pero esa influencia parece haberse prolongado de manera indeleble, al grado que sus protagonistas de hoy, con Carlos Zúñiga Fumagalli a la cabeza, que en público asumen un disfraz progresista pero en privado representan fielmente a esa corriente regresiva. El rasgo más elocuente: su actitud renuente hacia todo lo que se relacione con la palabra tributación. Reforma Fiscal es una palabra maldita que, según su ancestral concepción, no importa si hay que golpear la mesa y levantar la voz para evitar que llegue a consumarse.
Por eso no resistieron que el gobierno alemán, un país con una carga tributaria del 38%, según Prensa Libre, les mandara un mensaje duro y a la cabeza por medio de su Viceministro de Cooperación, Hans-Jürgen Beerfeltz: O respaldan la reforma fiscal o no hay más cooperación. Y no puede esperar más allá de las elecciones. (Prensa Libre, sábado 29 de enero de 2011).
Guatemala, recordemos, apenas llega a una tributación equivalente al 10% del PIB y con exenciones más devoluciones en créditos fiscales que casi equivalen a un presupuesto anual del Estado. “Estas cifras son condiciones africanas que nosotros no podemos aceptar…”, subrayó Beerfeltz.
Hans-Jürgen Beerfeltz, Viceministro de Cooperación de Alemania. Fustigó recientemenet al sector privado por su renuencia a pagar impuestos. |
¿Africanas? A mí me parecen más propias de la prehistoria.
Por supuesto, la clásica reacción histérica no se hizo esperar: “Es un asunto del país, no es un tema en el cual ellos deberían condicionar su ayuda…” (Javier Zepeda, otro empresario intransigente, solo que de la Cámara de Industria). “Como país no nos podemos dejar presionar… la comunidad guatemalteca tiene que tomar sus decisiones” (Jorge Montenegro, Cámara Guatemalteca de la Construcción ).
Lo que evidencian estas declaraciones es la falsedad e hipocresía de quienes se desgarran las vestiduras cuando se les convoca a una instancia de diálogo y aseguran que tienen una vocación moderna y socialmente responsable, a la hora de asumir compromisos hacen “la cruz del diablo” por debajo de la mesa. Es decir, actúan como lo hacía antes del fin de la guerra. Piensan igual que lo hacían sus padres, allá por 1954. Y como sus ancestros postcoloniales …, Y como en el Jurásico. Y como siempre.
(Continuará).
No hay comentarios:
Publicar un comentario