miércoles, 9 de febrero de 2011

Camagrosaurios (Parte 2)




Esta es una estampa de la realidad, por maniqueísta que a algunos les parezca. Los camagrosaurios (o miembros de la Cámara del Agro –Camagro-) son la especie más anquilosada del empresariado guatemalteco y las consecuencias de esa actitud se reflejan en el grave panorama rural guatemalteco. Las declaraciones de sus conspicuos dirigentes, como Carlos Zúñiga Fumagalli y Otto Kuhsiek confirman esta apreciación.

Muchos lo han señalado antes: mientras algunos sectores de empresarios pueden ser sensibles ante las demandas sociales, este grupo sigue sin percatarse de que el siglo 21 llegó hace más de 10 años, y que los días de la Encomienda hace rato terminaron. Y tampoco parecen caer en la cuenta de que a todo aquel que se opone a la marcha vertiginosa de estos tiempos, donde soplan vientos más humanos, le puede ocurrir lo mismo que a la bíblica mujer de Lot: volverse estatua de sal por mirar hacia atrás.

Una muestra de ese pensamiento arcaico la aporta Zúñiga Fumagalli en estos términos: "No cuestiono para nada el derecho que tiene el gobierno alemán de regir los recursos que tributan sus ciudadanos...esta podría ser interpretada como inmiscuirse en la política pública de un país amigo, soberano e independiente. (Columna Siembra, 1 de febrero de 2011).

¡Intromisión extranjera! ¿Qué les recuerda este tono? ¡Exacto! Así hablaban el general Lucas García, Donaldo Álvarez, Germán Chupina, voces que eran secundadas por el CACIF de aquél entonces. ¡El que mira hacia atrás, se vuelve sal!

Pero, enfocados en el presente, veamos lo que dijeron los camagrosaurios luego de las declaraciones del funcionario alemán: la Cámara del Agro hace un llamado a la comunidad internacional para cerrar filas en condicionar la cooperación y préstamos al Estado de Guatemala a la rendición de cuentas, la eliminación de la corrupción y la ejecución con transparencia”. (La Hora, martes 1 de febrero de 2011).

¡La cantaleta de la transparencia! Claro, la palabra ideal para evadir el fondo del tema y que es: ¿Por qué el sector privado no quiere aportar a las arcas nacionales lo que realmente le corresponde? ¿Por qué esa sistemática renuencia a contribuir al desarrollo y con argumentos totalmente desechables?

Pero vamos a suponer que tienen razón y por eso debemos preguntarnos lo siguiente: ¿Cuántas veces han intentado buscar información de los gastos del Gobierno en el Sistema de Contabilidad Integrado –SICOIN, donde aparece registrado hasta el último centavo utilizado? ¿Le han echado siquiera un ojo a las páginas web, por ejemplo, la de Mi Familia Progresa? ¿A cuántas rendiciones de cuentas de este programa han asistido?

Mucho me temo que aquellos que han hecho alguna de esas acciones, no han entendido lo que han leído (se trata de información financiera de alguna complejidad, pero ni modo, no hay métodos más sencillos por ahora). Sin embargo, ¿se habrán enterado de que existe una Ley de Acceso a la Información (por cierto, puesta en vigencia por este Gobierno “tan poco transparente”, la cual les permite despejar cualquier duda o aclarar datos no comprendidos?

Vemos otro triste caso de la conducta que asumen aquellos que se autodenominan fiscalizadores: si no entiendo algo, no es ignorancia de mi parte. ¡Es falta de transparencia!

Me imagino la risa que debió causar el cuestionamiento de los Camagrosaurios entre la comunidad internacional, precisamente porque la cooperación observa rigurosos procedimientos de evaluación de los recursos asignados, muy al contrario de cómo se hacía antes.

Y, como puede observar cualquier persona con elemental sentido de la razón, los cooperantes en ningún momento cuestionaron al Gobierno. Su dardo fue directo y a la cabeza de aquellos para quienes nunca será tiempo de pagar los impuestos que les corresponden. Es decir, Alemania y otras naciones tienen duda acerca de la transparencia de quienes deben tributar.

No Jurásicos. El atraso del país durante el Siglo 20 fue responsabilidad de ustedes. (O lo correcto sería decir: “irresponsabilidad de ustedes?). ¡Pónganse las pilas! Ya es hora de que empiecen a vivir en el nuevo Milenio y ver hacia delante ¿O aún no han entendido el caso de la mujer de Lot?

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